Hola de nuevo!
Vale, no tiene mucho sentido publicar esta entrada ahora, pero dado que es la tercera parte de mis oposiciones, me apetece que quede aquí todo escrito. ;-)
Si en una primera entrada os explicaba la primera fase de las opos, y en la segunda el tiempo entre la primera y la segunda fase, hoy os hablo de como viví la segunda fase: la defensa de mi programación didáctica. No os hablaré de como la preparé o qué aspectos incluí en ella, de eso si queréis, hablaré en otra entrada. Os aviso, que esta de hoy es larga.
Después de entregar la programación didáctica me fui a casa. Estaba histérica, aunque yo me sintiera tranquila, en realidad estaba de los nervios. No me apetecía hacer nada, tampoco terminar de preparar la defensa de las unidades didácticas (en el caso de Baleares, las 12 intervenciones diferenciadas con alumnos). De hecho, creo que durante ese día y medio sólo revisé el material que llevaba e hice algunos simulacros. Pero pocos, tampoco os vayáis a creer.
El miércoles de mi defensa, salí de casa súper temprano y sin desayunar. Los nervios no me dejaban comer. Llegué a la sede de mi tribunal mucho antes de la hora convocada. No sabía si subir al aula, o esperar en el coche pero al final me decidí a subir. Me comí una barrita energética y esperé. El llamamiento,a las 08:00, era para todos los aspirantes que defendíamos ese día, por lo que poco a poco fueron llegando otros compañeros. Estuvimos hablando un poco otra vez de las notas de la primera fase y de los nervios de esta segunda parte. Y eso me tranquilizó. Todos estábamos igual.
A las 08:00 salió el presidente de mi tribunal e hizo el llamamiento. Como yo era la primera, me llevó a un rincón e hicimos el sorteo de las unidades didácticas. Salieron la 1, 4 y 11. No estaba mal pero a mi me gustaba especialmente el caso 2. Opté por el primero que era un taller de estimulación del lenguaje en EI. El cuatro era un caso sobre un niño con autismo, pero como el caso práctico de la primera fase me lo puntuaron muy bajo, preferí no volver a jugármela. El 11 directamente no lo tenía preparado, con lo que ni me lo planteé.
Empecé la encerrona, que en realidad fue en una aula abierta. Me dieron agua y ánimos y me puse a pasar a limpio mi guión con las hojas del tribunal. También preparé el material y cuando faltaban 15 minutos para terminar la hora, les dije que ya estaba lista pero que necesitaba un tiempo para colocar el material. Me dijeron que sin problema y durante ese tiempo, los miembros del tribunal fueron realmente amables y consiguieron que me tranquilizase un poco. Recuerdo que el presidente del tribunal me hizo un comentario sobre como estaba y que entendiera que estaba delante de compañeros, que me relajara y que explicara mi trabajo.
Empecé mi defensa super nerviosa pero con el paso de los minutos me fui relajando bastante. Miraba a todos los miembros del tribunal y, aunque me ponía nerviosa ver que tomaban notas, intenté no darles importancia. Ellos asentían y también me miraban. Lo que en lugar de ponerme nerviosa, conseguía lo contrario: me estaban escuchando.
Cuando terminé con esa primera parte, me dieron unos minutos para reponerme y empezar con la exposición de la actuación escogida. Me volvieron a dar agua y cuando estuve lista, empecé. Las sensaciones también fueron buenas. Recuerdo que uno de los vocales asentía mucho si una actividad le gustaba, pero también fui capaz de captar cuando algo no terminaba de gustarle. Expuse todas mis actividades, diciendo que el material que proponía era muy versátil y que podían hacerse actividades diferentes.
Una vez terminada esa parte, empezaron los 5 minutos para preguntas y debate. Y ahí casi quise morir porque me hicieron un montón de preguntas: desde aspectos concretos de mi organización en un cole (como programo las diferentes actividades a lo largo de un trimestre con los alumnos de 3 años, para ser más concreta), cuales de las actividades que proponía permiten trabajar la creatividad, a aspectos organizativos de centro. Creo que las defendí bien, pero tanta pregunta me llevaba por el camino de la amargura. Y la amargura llegó en forma de "consejo". Una de las vocales me sugirió que me leyera el libro "Gramática de la fantasía" de Gianni Rodari, que me permitiría mejorar el taller. Eso me dejó completamente KO. Le di las gracias y le dije que lo tendría en cuenta. El presidente del tribunal me dio las gracias a mi por la exposición y dio por terminada la defensa.
Salí del aula un poco a trompicones porque no tuve casi tiempo de guardar el material como tocaba y ya estaba entrando la siguiente defensa. Salí al passillo, bebí más agua y bajé de nuevo al coche, donde llamé a mi marido. El consejo de la vocal me había afectado muchísimo y ya le dije que no tenía muchas esperanzas de aprobar. Me dijo que me tranquilizara y envié también algunos mensajes a una amiga que vive en Ibiza y que había pasado la defensa el día anterior. Si os digo la verdad no recuerdo si intercambiamos audios del Whatsapp o hablé con ella por teléfono. Son recuerdos confusos. Solo sé que me puse a llorar. De rabia, de nervios, de cansancio... Tenía que hacer algunas compras, así que me fui a desayunar a Ikea que estaba muy cerquita. Compré algunas cosas y fui a un centro comercial, pero raro en mi, compré muy poco y eso que ya habían empezado las rebajas. Llamé a mi madre y a la hora de la comida ya estaba de vuelta en casa.
El tiempo que pasó entre que terminé la defensa y salieron las notas, fue agónico. Pasé esos dos días llorando, histérica e interiorizando que tenía que volver a empezar con los temas y sobretodo con la programación didáctica. No salí de casa, más que cuando me sacaba mi marido. Y lo peor, tampoco conseguía dormir. Quería ser positiva pero también que era mejor aceptar las cosas y pensar en qué mejorar.
Otro viernes, esta vez el 6 de julio, salieron las notas de la segunda fase. Y... ¡sorpresa, había aprobado! Tenía un 6,1 en esa parte y la verdad que esta vez sí estuve contenta. Evidentemente quería más nota, pero estaba aprobada y pasaba a la fase de concurso, donde sabía que tenía un baremo alto y eso me beneficiaba (y no solo por experiencia, sino por las titulaciones que tengo).
Ese viernes tenía reservado unos días en un hotel con Spa y la verdad es que los disfruté muchísimo y además estaba ya más animada, aunque no supe que tenía plaza hasta que salieron los méritos el lunes siguiente: estaba la tercera de mi tribunal y según mis cálculos, la 9 teniendo en cuenta los tres tribunales de mi especialidad. Había 20 plazas, así que una de ellas era mía. De manera oficial, no lo supe hasta el día 19 de julio. Aún así, no he terminado de creérmelo hasta que he hecho la selección de centros, en el proceso para funcionarios en prácticas. Y ya cuando vea mi nombre el BOIB será una fiesta.
Y hasta aquí mi experiencia en las opos. En otras entradas intentaré ir respondiendo las preguntas que me habéis ido haciendo por Instagram.