Mi experiencia en las oposiciones I

31 jul 2018

Hola!

Durante el tiempo que he estado preparando mi oposición poco tiempo he tenido para actualizar el blog. De hecho, apenas he entrado... pero una vez terminado todo el proceso, es hora de retomar viejas costumbres. ;-)

Ahora, a toro pasado, puedo decir que he aprobado la oposición y que #unaplazaesmía. Con estas entradas, quiero dejar por escrito el proceso y que otros que ahora empiezan sepan que conseguir plaza a la primera es posible. Hoy me gustaría hablar del proceso de la oposición en si, de los diferentes exámenes y de como lo he llevado. En Instagram me habéis dejado muchísimas preguntas. A hoy quiero dar respuesta a las que se centran en el proceso de los exámenes en si. 

Como sabéis las oposiciones a maestro tienen diferentes fases. Se rigen a una normativa estatal pero puede haber algunas variaciones entre comunidades. La primera consiste en redactar un tema y resolver un supuesto práctico. Quienes sacan un 5 en esta fase, pasan a la defensa de la programación didáctica.

Edificio Guillem Cifre de Colonya UIB
Cada Comunidad Autónoma lo organiza como quiere y, en mi caso, la primera fase se hizo en dos días diferentes: el sábado 23 y el lunes 25 de junio. Estos dos exámenes se hicieron en la universidad. El 90% de las especialidades de maestro, secundaria y EOI reunidas en el mismo lugar. Casi 5.000 queriendo llegar al mismo sitio a la misma hora. Esto provocó un caos circulatorio importante para poder entrar en la universidad. En previsión, a las 7:15h salía de casa el 23 de junio, cansada después del final de curso y con algo de nervios, a pesar de que la valerina fue mi gran amiga esos días. Llegué a la universidad a las 08:15h, cuando el caos en el acceso se estaba empezando a formar. Aparqué y fui en busca de mi aula de examen. ¡Y no la encontraba! Sabía que tenía tiempo de sobra pero estaba de los nervios. Hasta que apliqué el sentido común, me situé y conseguí dar con ella.

En la puerta de mi aula, algunas caras conocidas pero nadie con quien hablar. Hasta que apareció una compi del cole, con la que trabajé el año anterior. Estuve hablando un rato con ella y después me senté a comer una barrita energética antes de entrar al examen. Había desayunado, pero poco. También le eché un vistazo a los apuntes, no lo voy a negar. 

Me aterraba que los miembros del tribunal fueran unos ogros, pero la verdad es que la primera impresión fue realmente buena. Eran agradables, te daban ánimos y te ayudaban en lo que podían.

Hicieron el llamamiento y fuimos entrando. Yo era de las primeras de mi tribunal, así que pude situarme y colocar mis cosas con calma: agua, estuche, móvil apagado encima de la mesa, DNI visible, etc.;  a la vez que iba mirando quién entraba y si alguno no se presentaba.

El acto de presentación fue muy sencillo: explicaron las reglas básicas, donde se harían las diferentes partes y algunas recomendaciones sobre los aspectos formales. Una vez explicado todo, una compañera salió para hacer el sorteo de temas. Éramos tres tribunales, por lo que salió una persona de cada tribunal, además del presidente. Una vez hecho, entraron y dijeron los números: 10, 11 y 21. ¡Los llevaba todos! Cierto que el 11 me cojeaba un poco, pero podía elegir. Dediqué escasos dos minutos a decidir el tema y finalmente escogí el tema 21. Primero porque los temas relacionados con la identificación los llevaba realmente bien (excepto el 11) y segundo porque ese tema me daba pie a ser un poco más original que en los otros dos. Así que empecé a hacer el esquema, el índice y con la introducción. ¿Problema? Los miembros del tribunal no dejaban de hablar y eso me despistaba. Tenían que pegar las etiquetas a todos los exámenes y para eso hacían un montón de ruido. En fin, intenté no hacerles caso y seguí a lo mío. Terminé mi tema cuando quedaban aún 30 minutos (en Baleares teníamos 3 horas para el desarrollo del tema). Repasé el tema y lo entregué. No quise darle demasiadas vueltas. Las dudas de última hora no son buenas, así que entregué mi examen y salí del aula.

¿Sensaciones al salir? Estaba contenta con lo que había hecho pero todo dependía del tribunal y de lo que había hecho el resto. Así que estaba contenta por haber hecho un tema que dominaba y por haber sido capaz de completarlo.

Al salir me esperaba mi hermana quien se presentaba a otra especialidad. Llamé a mi madre y a mi marido. Estaba contenta, sí, pero eso no significaba absolutamente nada. De hecho, todo acababa de empezar.

El lunes 25 tenía el caso práctico. El hecho que fuera un día laborable significaba que habría más tráfico por lo que salí todavía más pronto de casa y cambié de ruta para llegar a la universidad. Salí taaan pronto (creo recordar que no eran ni las 7) que llegué que no eran ni las 8. Me quedé en el coche, terminando de desayunar y repasando algo la normativa. Me esperaba realmente un caso difícil, por lo que estaba algo asustada. A las 08:45 salí del coche y fui hacia el aula. Quería pasar por el lavabo y las colas eran impresionantes, como las de una discoteca un sábado por la noche. Subí otro piso y había menos cola, pero claro, quedaba poco para las 9 y me puse nerviosa. Llegué en hora, menos mal. 

A las 09:00h hicieron el llamamiento y entramos al aula. Cuando repartieron los supuestos no me lo podía creer. Eran tan generales... Uno de ellos se basaba en proponer una intervención a nivel de centro para trabajar el lenguaje oral y, por otro, una intervención para un niño autista. Opté por el segundo... y me salió mal (pero de esto hablamos otro día). 

Salí del examen super contenta, aunque consciente que eso no significaba nada. Las notas no dependen de tus sensaciones, sino de las opiniones del tribunal y de lo que hacen el resto de compañeros. Aún así, me fui a una comida que hacían en el cole super contenta. Esta parte había terminado. Era el momento de esperar el resultado.




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